
¿Quieres escribir una historia que sea memorable y enganche a los lectores? Entonces no te pierdas nuestra última entrevista. Hablamos con Nuria Sierra, escritora y mentora, quien nos ha compartido consejos, recomendaciones y claves para escribir una buena novela.
Cuéntanos brevemente quién eres, a qué te dedicas y cuál es tu historia como escritora
Soy lectora profesional, escritora y mentora de escritores/as. Mi misión es ayudar a los autores/as en el proceso de escritura; ofrezco mi asesoramiento desde el comienzo de su libro hasta la promoción en Internet y las redes sociales. También gestiono redes sociales de escritores y de temas culturales.
Construyo contenidos formativos y cursos específicos sobre temas relacionados con la escritura y tengo mi propia Academia de Escritores, con cursos, programas y talleres de novela, relato y lectura, entre otros.
Soy autora del libro de relatos Nido ajeno, publicado por la Colección El Pez Volador en 2014. Y, además, autora de la novela La mujer que vendía el tiempo, ganadora del I Premio de Novela Breve de Clara Obligado Escritura Creativa, publicada en la Editorial Delirios en 2018 y agotada la primera edición.
Para más información sobre mi historia, puedes entrar aquí.
¿Cuáles son, según tú, los principales ingredientes que debería tener una buena novela?
1. Conflicto. Es el detonante de la acción. La motivación, es decir, el motivo que mueve a la acción al protagonista. Puede ser interno, externo o ambos, y no puede faltar para el desarrollo de la trama. En la ficción, como en la vida, pasan cosas, y el protagonista se tiene que encontrar con una serie de obstáculos, de pruebas, que tendrá que solucionar para volver a restablecer el equilibrio. Si la ficción está llena de acciones no literarias (el protagonista se levanta, desayuna, se peina, va al trabajo, envía un email, sale a comer con los compañeros, vuelve al trabajo, etc.) se convierte en un aburrimiento. Esto puede estar bien para mostrar la rutina del protagonista, pero si se repite en todos los capítulos, significa que no está pasando nada y la acción no avanza.
2. Emoción. Los personajes tienen que mostrar sentimientos, porque los humanos empatizamos con seres de carne y hueso que sienten ira, frustración, decepción, alegría, amor, etc. Esto se consigue gracias al estilo, a las metáforas, a las imágenes y a las acciones, no a decir lo que le está pasando al personaje. Las emociones son universales (con algunos matices culturales en función del lugar y la época) y son capaces de atrapar al lector que siente como suyos todos esos sentimientos que están viviendo los personajes.
3. Transformación. El protagonista no puede ser el mismo cuando empieza que cuando acaba la novela. Ha vivido una serie de experiencias que lo han hecho evolucionar y aprender algo que al comienzo de esa historia no sabía. Igual que nadie es el mismo que hace cinco años, el personaje tiene que cambiar, dure la ficción un día o cuatro décadas. Tiene que estar en un nivel de conocimiento distinto al del punto de partida. Se ha convertido en otra “persona” con una visión diferente de la que arrancó la aventura.
¿Qué debería hacer un autor principiante para evitar los errores más comunes (o solucionarlos a tiempo)?
Por mi trabajo directo con los autores, he detectado estos cinco errores en los escritores principiantes:
– Utilizar un lenguaje rebuscado: No sé de dónde surge la idea de que cuanto más retorcido y críptico es el lenguaje, más se parece a la buena literatura. Todo lo contrario. Los relatos y novelas que enganchan son aquellos que se leen con fluidez, que transmiten emociones con las palabras justas. De verdad que es más complicado escribir un texto que en apariencia puede parecer sencillo. Hay que dejar el lenguaje enrevesado para los contratos jurídicos y su dichosa letra pequeña ininteligible.
– Abusar de los adjetivos: Relacionado con el punto anterior, cuando empezamos a escribir, creemos que los adjetivos son “preciosos”, que adornan y embellecen la literatura. Y no están mal de vez en cuando, como el azúcar. Pero donde esté un buen sustantivo o un verbo conciso, colocado de forma estratégica, que se quiten los adjetivos. Hay que intentar no abusar de ellos, porque recargan el texto y no aportan gran cosa.
– Dejarse llevar por la primera idea sin pensar: Nos levantamos una mañana y hemos tenido una idea genial que va a revolucionar la literatura de este siglo, un argumento que jamás nadie ha contado, un personaje increíble… y nos ponemos a escribir sin pensar en nada más. Antes de ponernos a escribir sin sentido y quedarnos atascados en la página diez, por ejemplo, es interesante planificar y organizar de forma mínima lo que se va a contar y qué se quiere transmitir al lector.
– Empeñarse en escribir las historias personales (o las de algún familiar): “Tengo una historia personal… mi vida sí que da para una novela… mi madre tuvo una infancia que ni la de Oliver Twist…”. Estos comentarios los escucho mucho en los escritores principiantes. Si bien, es un buen punto de partida comenzar a narrarnos a nosotros mismos, a contar nuestras vivencias, todo ese material personal (recuerdos, infancia, sueños, anécdotas) hay que pasarlo por el tamiz de la ficción y convertirlo en historias universales que interesen al resto de los lectores y no solo al escritor o a su familia.
– Enamorarse de todas las frases y los párrafos: Cuando era alumna del Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado, recuerdo que a los principiantes nos decía: “No os enamoréis tanto de lo que escribís”. A veces nos encanta una frase, una metáfora, un párrafo que, sin embargo, no encaja para nada en el relato que estamos escribiendo. Y en lugar de eliminarlo, como nos da penita, lo dejamos, a ver si nadie se da cuenta de que no tiene ninguna relación. No hay que encariñarse demasiado con lo que escribes; es mejor recortar, limpiar, podar, eliminar y guardar ese material sobrante para otros cuentos.
Dinos cuáles son esos libros que sí o sí debería leer una persona que quiere escribir novelas
Voy a intentar poner los fundamentales, aunque habría un buen puñado más:
- Escribir novela. Manual para novelistas, Coedición con la Escuela de Escritores, Editorial Páginas de Espuma.
- El arte de la ficción, David Lodge, Editorial Península.
- Los mecanismos de la ficción, James Wood, Editorial Taurus.
- La semilla inmortal. Los argumentos universales en el cine, Jordi Balló y Xavier Pérez, Editorial Anagrama.
- Y todas las novelas. Aunque yo empezaría por los clásicos del siglo XIX: Drácula, Frankenstein, Cumbres borrascosas, Historia de dos ciudades, Madame Bovary, Ana Karenina o autores/as clásicos siglo XX: Kafka, Virginia Woolf, Edna O’Brien, Alice Munro, Salinger, García Márquez, Elena Garro,… (este listado puede ser infinito).
¿Cómo construir personajes de ficción que conecten con los lectores? ¿Qué pasos, claves o estrategias nos recomiendas?
Aquí van cinco consejos:
1. Dotarlos de emoción y sentimientos. Tienen que tener vida propia y sensación de verosimilitud con los humanos. Las personas reales no somos buenos ni malos siempre. Nos movemos en una escala de grises, en territorios intermedios. No hay que dejar que los personajes caigan en el maniqueísmo y parezcan marionetas de cartón-piedra. Hay que hacer que tengan dudas y aristas, y se comporten de distinta manera según la situación.
2. Cada uno tiene una personalidad única e irrepetible. Como los humanos. Todos tenemos el mismo ADN, pero recombinado en miles de millones de formas distintas. Los personajes deben moverse y hablar de manera diferente al resto. Y sobre todo actuar, porque los personajes tienen que mostrar acciones.
3. Tienen motivaciones. Algo les mueve a la acción, un deseo, un objetivo… Esos son sus actantes, sus disparadores de movimiento que les permiten ir cambiando y evolucionando a lo largo de la historia. Porque sin transformación, no hay literatura. El personaje no puede ser igual cuando empieza la novela que cuando acaba.
4. Huir de los estereotipos. Esos lugares comunes, esos clichés en los que es fácil caer. Porque son las etiquetas que les ponemos a los personajes en función del grupo/colectivo al que pertenecen: la rubia tonta, la guapa que no sabe que es guapa, el angustiado que solo se lamenta, pero no hace nada, los obreros, los millonarios sin escrúpulos, los policías corruptos, etc. Es mejor crear arquetipos, reinventando los estereotipos, asignándoles nuevas características o nuevos valores, dándole la vuelta al clásico lugar común. Por ejemplo, lo que hizo William Steig con Shrek, transformando el mito del ogro malvado.
5. Conocerlos a fondo. Meterse en su pellejo, convivir con ellos. Para esto, lo mejor es crear fichas de los personajes, respondiendo a todas las preguntas que se nos ocurran: cómo se llaman, dónde viven, estudian o trabajan, qué comen, cómo eran sus abuelos, tienen aficiones, cómo hacen el amor, odian el pescado… Y buscar fotos de personajes famosos (actores, actrices, cantantes, presentadores, etc.) o familiares y amigos que se parezcan al personaje para ponerle cara y tenerlo siempre presente.
En fin, sabiendo los ingredientes principales, los errores comunes, los mejores libros y los consejos para crear personajes, ahora te toca a ti. Pasa a la acción y anímate a escribir una buena novela.